Inmaculada Añón: “Hay un equipo maravilloso en las cocinas de La Fe, dispuesto siempre a dar lo mejor de sí por los pacientes”
26/09/2023
Inmaculada Añón Martínez | Gobernanta de Cocina de La Fe recién jubilada
- El equipo de cocinas del Hospital La Fe es un engranaje perfecto capaz de elaborar más de 100.000 menús al mes, con 77 tipos de dietas terapéuticas al día en tiempo récord
- Las cocinas de La Fe han obtenido recientemente el certificado en la norma UNE-EN ISO 22000:2018, de seguridad e inocuidad alimentaria, que se suma a la certificación UNE EN ISO 9001:2015 de gestión de la calidad, que tiene desde 2007
(26-09-2024)- En el sótano del Hospital La Fe, entre ollas y fogones, se encuentra un ejército de personas extraordinarias cuyo trabajo invisible es esencial para la recuperación de los pacientes. Delantales y gorros rebosantes de humanidad y pasión. Son el equipo de cocinas del Hospital La Fe, un engranaje perfecto capaz de elaborar más de 100.000 menús al mes, con 77 tipos de dietas terapéuticas al día en tiempo récord. Recientemente han obtenido el certificado en la norma UNE-EN ISO 22000:2018, de seguridad e inocuidad alimentaria, que se suma a la certificación UNE EN ISO 90012015 de gestión de la calidad, que tiene desde 2007.
El cariño con el que elaboran los menús es su principal ingrediente y se palpa en la calidad y el calor humano que acompañan en cada bandeja que entregan a los pacientes. Reciben diariamente el afecto de los enfermos, que les responden con mensajes de agradecimiento y dibujos a través de las etiquetas de las bandejas.
En este engranaje destaca la figura de Inma Añón, gobernanta de Cocina que atesora más de 40 años en el Hospital La Fe, quien fuera jefa de grupo de Servicios Generales durante 7 años y recientemente jubilada.
Conocida por todos como Inma, es una mujer admirable con gran coraje, que cuida de su equipo y que ha peleado siempre por dar lo mejor a los pacientes.
Habiendo estudiado dos años de Medicina, circunstancias personales la llevaron a dejar estos estudios y aprobar oposiciones en sanidad como Gobernanta. Debido a la catástrofe de la “Pantanada de Tous” en 1982 no pudo empezar a trabajar como gobernanta hasta 1984. Inició su trabajo en las cocinas del Hospital de Xàtiva y unos meses después entró en La Fe. Compatibilizó su trabajo con estudios de Graduado Social, conocimientos que le fueron de gran utilidad después en su día da día como jefa de grupo. Trabajó también un tiempo en la Lavandería de La Fe y como liberada sindical.
Superó un cáncer de mama, pero tras once meses de baja, volvió a los fogones de La Fe, pese a las complicaciones que tuvo en el brazo con un linfedema. Su historia es un recetario de lucha, determinación, resiliencia y amor por las cosas bien hechas. Ingredientes que ha mezclado con maestría
y que se hacen patentes en el cariño que le profesan sus compañeras y compañeros, que rompen el devenir de ollas, paellas y carros de comida con una ovación y un acalorado aplauso, a unos días de marcharse de La Fe por su jubilación.
Conversamos con Inma Añón para conocer y homenajear a una de estas personas brillantes y comprometidas que tenemos en nuestra institución, que con su labor discreta pero esencial, con su vocación y su pasión, ha contribuido a la recuperación y a alegrar la vida de quienes luchan por su salud.
¿Cómo eran las cocinas de La Fe hace 40 años?
Eran enormes. Hablamos de Campanar, donde había 4 cocinas, una en cada pabellón: Rehabilitación-Central-Maternidad e Infantil. En las plantas había un office donde había vajillas y se fregaba y servía la comida. La dieta basal se distribuía en una especie de carrito-polero y se servían los menús en el momento, según lo que elegía el paciente. Como curiosidad, la leche la traían en cántaras procedentes de una vaquería y se hervía en las cocinas del hospital para quitarle la nata. Todo esto, hace muchos años, claro. Luego todo fue evolucionando con mucho trabajo y fuimos consiguiendo certificaciones de calidad como la que conseguimos en 2007 y la que se ha logrado más recientemente.
¿Hay alguna receta o plato que haya sido tu favorito?
La paella de verduras. La hacían los cocineros con gran variedad de verduras frescas. Pocas paellas he comido en restaurantes fuera del hospital como la de La Fe. Entre los pacientes triunfan siempre las paellas, los arroces y fideuás.
Otra receta magnífica son las croquetas de pollo que hacíamos en Campanar. Era todo un ritual de trabajo en equipo. Cocíamos, desmigábamos, elaborábamos la pasta y luego dábamos forma a las croquetas, las pasábamos por huevo, harina y pan rallado. La cocinera tenía una especie de remo para dar vueltas a la masa. Podíamos llegar a elaborar casi 3.000 croquetas en un día. Era un trabajo magnífico porque mientras, hablábamos y contábamos historias. Estaban buenísimas y con ellas nunca se fallaba.
¿Hay alguna anécdota especial que te gustaría compartir?
Hemos vivido tantas experiencias…
Me acuerdo, por ejemplo, que antes de llegar yo a las cocinas de Campanar previamente había monjas y a las 12:00 era costumbre parar para rezar el Ángelus. Como esa costumbre se había instaurado, después sustituíamos el rezo de las 12.00 durante 5 minutos para tomar un café.
Otras anécdotas que recuerdo era que algunos pacientes que estaban muy muy malitos, cuando iban las pinches a llevarles los menús, les pedían alguna comida muy especial. Y como se nos partía el alma, lo consultábamos con los profesionales que los llevaban y si nos lo autorizaban y no lo teníamos íbamos a comprarlo y se lo cocinábamos (gambas, arroz con leche…).
¿Cuál ha sido el mayor desafío que has enfrentado en tus más de 40 años en el hospital?
Durante el traslado de La Fe, que fue un gran reto, yo me quedé en Campanar y ayudamos en la puesta en marcha, pero no lo viví con tanta intensidad como quienes iban a Bulevar Sur.
En mi caso mi mayor desafío fue la pandemia del COVID-19. En ese periodo fui jefa de Grupo y me sentía con una gran responsabilidad, por lo que implicaba para los pacientes y para los trabajadores. Había mucho desconocimiento y miedo, pero todos los días actualizábamos los procedimientos. Todo el equipo de cocina se entregó y respondió con gran coraje. No falló nadie. Se innovó en materia de seguridad, en procedimientos de trabajo. Hubo muy pocas bajas. Todos estábamos a una y al pie del cañón. Es de lo que más orgullosa me siento.
¿Cómo crees que vuestro trabajo influye en los pacientes?
Las horas de las comidas son los momentos más esperados por los pacientes. Es muy importante que coman bien, porque les ayuda a recuperarse. De hecho, nos mandan muchos agradecimientos. Muchos pacientes nos escriben mensajes en las etiquetas que van dentro de la bandeja con sus nombres. Es muy bonito y satisfactorio leerlos. Guardo un archivador lleno con todos los agradecimientos que recibíamos mientras fui jefa de grupo.
¿Qué es lo que más valoras de tus compañeros de trabajo?
Hay un equipo maravilloso en las cocinas, dispuesto siempre a dar lo mejor de sí. Son gente comprometida, con una gran vocación y están muy orgullosos del trabajo que realizan. Son muy conscientes de la implicación que su labor tiene en los pacientes. Son muy buenos profesionales, con una gran capacidad para resolver problemas para que nunca les falte la comida a los enfermos.
¿Qué mensaje te gustaría dejar a tus compañeros y a los pacientes de La Fe?
He trabajado muy a gusto en este hospital siempre. Estoy tremendamente agradecida a todos ellos porque siempre me han ayudado y han respondido en los momentos duros.